El parking de Rey don Jaime
No somos pocos los castellonenses que nos creímos eso de que, con un coche eléctrico sería más ágil y sencillo circular, aparcar, cargar y descargar y, en definitiva, llevar a cabo todo lo relacionado con un vehículo a motor.
El Ayuntamiento ha hecho un esfuerzo innegable por dotar a la ciudad de las infraestructuras necesarias, pero aún le queda mucho trabajo por delante. Por ejemplo, el punto de carga de la Avenida Rey don Jaime, casi en la esquina de las calles Colón y Zaragoza, aunque está ubicado extraordinariamente bien, siempre está manchado con excrementos de pájaro. Al estar bajo grandes árboles… Ya me entienden, queridos lectores. Así pues, se vuelve imperativo colocar sobre él un techo, un paraviento o algo similar.
Muchas empresas privadas también han apostado por este tipo de cargadores. La Salera, Makro, el concesionario Kia, o los parkings APK2, por citar algunos ejemplos, tienen sistemas modernos y dinámicos a disposición de los usuarios. Dicho esto, no entiendo lo del aparcamiento subterráneo Saba de la Avenida Rey don Jaime. ¿Cómo es posible que no tenga ni una plaza destinada a la carga de vehículos eléctricos? Está en pleno centro de la ciudad, es utilizado por miles de conductores cada día y, sin embargo, parece que sus propietarios pasan olímpicamente de realizar inversiones propias del siglo XXI.
Aprovecho esta humilde columna para animar tanto al sector público como a las empresas privadas a invertir en este tipo de tecnología. No es extraño ver vehículos cargándose en los aparcamientos de muchos supermercados Consum, por ejemplo. El futuro pasa por ofrecer servicios extra, más allá de la propia esencia comercial de cada compañía, a los usuarios de las ciudades.