Jaque al sanchismo
El sanchismo, ese fenómeno político que el día de mañana será estudiado en las facultades de psicología y sociología, está en jaque. No sé si en jaque mate, pues la capacidad de supervivencia de Pedro Sánchez es abrumadora, pero sí en jaque.
Los medios de comunicación, tanto los serios como los que no lo son, ya hablan del fenómeno sanchista con más sorna y guasa que otra cosa. El pueblo llano se descojona, día sí y día también, de sus ocurrencias. Y hasta los barones socialistas con dos dedos de frente se posicionan claramente contra las medidas más demenciales de quien hoy dirige nuestros destinos en lo Universal.
El ejemplo de Emiliano García Page, cantándole las cuarenta al menos honorable de cuantos presidentes ha tenido este bendito país, es demoledor. A Sánchez solo le apoyan ya quienes quieren sacar algo de él. Los partidos nacionalistas con los que negocia sin luz ni taquígrafos. Los cargos y carguitos socialistas que le deben su puesto, sillón, alcaldía, cartera y demás. Y los grupos de interés que le exprimen a diario, como algún grupo mediático o sindical.
Echo en falta algo más de crítica a la valenciana. Creo que Ximo Puig podría desmarcarse del sanchismo mucho más. Creo que el pueblo al que se debe, al que sirve, se lo agradecería.
Dentro de unos años, cuando suene vergonzoso haber sido sanchista, será muy fácil negar la mayor. Veremos cuántos tragaldabas actuales reniegan de él y hasta tratan con desprecio su memoria. La política es así de cochina. Los pocos que hoy aún lo defienden serán quienes peor hablen de él y de su corriente cuando pierda el poder.
Solo espero, queridos lectores, que más pronto que tarde regrese el valor a quienes aún pueden hacer algo.