Lola Guillamón
La empresaria, madre, esposa, hija y abuela Dolores Guillamón, conocida por todos como Lola, recibió el jueves pasado el premio Mediterráneo por su trayectoria vital. Al acto acudió lo más granado de la sociedad económica, política, asociativa y financiera de Castellón. Yo también asistí, pues siempre tiene que haber alguien dispuesto a dar mal ejemplo, queridos lectores, y hoy, como si de una crónica social se tratara, voy a contarles lo que vi.
Vi a una mujer premiada y emocionada, aunque sin dejarse llevar por la pasión ni embriagarse con las muestras de afecto y admiración recibidas. Lola tiene hecha la mili en Melilla, dos veces, y para hacer una muesca en ese enorme corazón que tiene hace falta ser su nieto.
Vi a su hija Zaida, espléndida. Tan arrebatadora como siempre. Vi a la directora del Banco Sabadell en Castellón, Mireia Miravet, representando a la entidad para la que trabaja con sobriedad y gran profesionalidad. También vi a Pablo Cruz, de la corporación japonesa Ube, luciendo la americana más molona que he visto en toda la temporada. Y saludé, a Amparo Marco, alcaldesa de Castelló, y a Begoña Carrasco, candidata a la alcaldía. Ambas estupendas, en plena precampaña electoral.
Tuve ocasión de charlar con Francisco y Sergio Toledo, padre e hijo. Dos magníficas personas que han dado, dan y darán grandes alegrías a esta tierra.
Coincidí en la mesa con Manu Vives, director de ese milagro terrenal que es La bohemia, el centro cultural privado más relevante de la provincia, y con Marisa Ribes y María Teresa, de la Asociación de Mujeres Demócratas. Dos mujeres de bandera que permanecen inasequibles al desaliento.
Por último he de decir que me chifló el traje en tono blanco roto que vestía mi admirada Bárbara Breva.
En definitiva, una gala en toda regla. Con grandes personalidades homenajeando a una mujer de bandera.