Mortadelo y Filemón
Ya sé, queridos lectores, que estaban esperando este artículo. La actualidad manda y, aunque a veces hay que saberla esquivar, en ocasiones como la que nos ocupa resulta imposible no poner el foco sobre ella.
Lo de los sobres con balas, durante las pasadas elecciones autonómicas madrileñas, pareció ser uno de los montajes más burdos, zafios y deleznables que un Gobierno puede orquestar. Con esto no afirmo que lo organizara el Gobierno, no dispongo de los medios para afirmar con rotundidad tal cosa, ojo. Los humildes opinadores como yo solo tenemos sospechas, no somos detectives privados ni espías. Digo que, de ser así, de haber sido algo cocinado por las cloacas monclovitas, resultó patético.
Ahora nos vemos en otra similar. Se dice, se rumorea, se comenta que el CNI espió a varios líderes independentistas catalanes. ¡Vaya toalla! Y, por arte de birlibirloque, el Gobierno ha anunciado que el presidente y su ministra de Defensa también fueron espiados con las misma o similares herramientas. ¿Pero qué descojone es este? ¿Qué pretenden desde Moncloa que pensemos los pobres españolitos, que el Gobierno de la nación espió a los indepes y los indepes al Gobierno de la nación? ¿Qué un cuñado de Abascal tiene ese programa y los ha espiado a los dos? ¿Qué la culpa de semejante dislate es de Rajoy y de Franco? ¿O que todo esto pasa porque somos un país heteropatriarcal y si Montero fuera presidenta no pasarían estas cosas?
Ni el genial Ibáñez hubiera podido imaginar semejante ridículo. ¿A quién tenemos al frente de la Seguridad Nacional? ¿A Mortadelo y Filemón? No me extraña que franceses, alemanes, británicos, italianos, israelíes o yanquis nos tomen por el pito del sereno. Esto es vergonzoso.